Ellas
sin mirarse
sienten se escuchan
juguetean, en derredor
mutuamente respirándose
sonidos o quién sabe
jadeando el bosque
las pisadas van juntas
agitan sus colas, a más no poder
crujientes lazos
y arriba el techo de árboles
refugio de sal y savia.
Ellas corren
derecha izquierda círculo
te devoro el cuello
trancos de patas, se estiran
se distancian
para volver
y entrelazar colmillos
y morder de mentira
siendo, sólo siendo
sabiéndolo todo.
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